Hidratar y humectar nuestro cabello son dos pasos importantes para mantenerlo saludable.
A menudo tendemos a utilizar estos términos de manera errónea , pues cada uno tiene una forma de actuar diferente.
Hidratación: se consigue con productos a base de agua o con el agua misma. Se trata de llenar de agua nuestro cabello.
Humectación: se trata de crear una barrera protectora que no deja que el agua depositada en nuestro cabello se evapore, y a su vez también absorbe el agua del medio ambiente y la lleva a nuestro cabello.
Hidratación y humectación son beneficiosas, pero debemos saber combinarlas para no maltratar nuestro cabello.
Cuando hidratamos, el agua que hemos depositado en el cabello se evaporará si no la sellamos con algún humectante. Al igual que al humectar debemos saber que si el cabello no tiene agua que sellar, entonces el humectante sacará el agua de nuestro cabello o tratará de absorberla del medio ambiente.
Es por esto que muchas veces después de aplicar un aceite sentimos nuestro cabello pajizo. Si aplicamos un aceite (que son por naturaleza humectantes) tratará de sellar la hidratación de nuestro cabello, pero si nuestro cabello no está hidratado adecuadamente lo que hará es resecarlo y que parezca pajizo.
Un ejemplo es aplicar un acondicionador sin enjuague (leave-in) que sea a base de agua y luego sellar (con productos que contengan ingredientes humectantes). La cantidad a utilizar de cada producto es siempre opcional, depende de la cantidad y grosor del cabello, pero hay que procurar distribuir bien el producto por todo el cabello.