Antes de nada, tenemos que valorar los distintos motivos por los que nos lavamos el cabello. En el cuero cabelludo y en nuestras hebras se van a cumulando:
- Sebo: la grasa que drenan las glándulas sebáceas aporta brillo a nuestro cabello y proteger la cutícula. No obstante, en exceso hace que el cabello tenga un aspecto graso, sucio y apelmazado. Además la grasa también se acumula en el cuero cabelludo y favorece la aparición de dermatitis seborreica.
- Sudor: contiene sales y productos de deshecho. Al evaporarse se depositan en el cabello, dándole un aspecto opaco.
- Acumulación de productos cosméticos: el uso de acondicionadores, mascarillas, leave in, geles, cremas de peinado, etc que se adhieren al tallo del pelo y dejan restos que con el paso del tiempo ensucian el cabello.
- Contaminación ambiental: el cabello actúa como un filtro del aire que nos rodea y muchas de las partículas del aire se quedan atrapadas en las fibras capilares, dejando el cabello opaco y con frizz.
Así que la necesidad de lavarnos el cabello depende de todos estos factores y cambia mucho en cada persona, la actividad que realice e incluso la época del año.
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